Será que es inevitable? Será que lo llevo en la sangre.
Durante algún tiempo vive en la fantasía, - en la mía, por supuesto -. Se despliega tan abiertamente que no me deja respirar.
Lo espero, lo miro, le hablo sobre mí, sobre lo que creo y lo que no. Pero sobre todo, sobre aquello en que debería creer y no lo hago. Y se rie. Tanto que me llena de felicidad. Me contagia.
Lo escucho y lo observo de cerca a la distancia...tratando de entenderlo.
Testarudo, inteligente, un niño dulce en el cuerpo de un adulto que no quiere crecer.
Lo admiro. Mucho.
Sonríe hasta dormido y espera...
Muchos años. Demasiados.
La confianza es lo que sobra y lo que enoja. Lo que me enoja.
Simula desvanecerse a la distancia, tallando con fuerza su significante... (el mío)
Y ahí está. Quieto, mudo, casi ciego de realidad. Viviendo. Siendo.
Y yo, quieta, muda. Con el corazón al galope, y la ansiedad llegando a las nubes.
Un cigarrillo nos permitió ser eso. Hasta que perdimos el humo de vista.
Y lo llevo, conmigo. Y lo despido desde aca. Cansada. Lo saludo con una sonrisa, le pido que se cuide. Y lo dejo ir... Lo veo partir.
I´m gonna miss you. A lot.
Wellcome to come back any time.
