"No te duermas, no me dejes"...
El desafío de aceptarse, tomar la decisión y salir a dar batalla.
Se oye el sonido del tambor, un eco tan lejano que parece inverosímil. La memoria se dispara y aparece entre la niebla tu recuerdo. Es gris.
Un paso de los míos son dos grandes de los tuyos. Mi sonrisa ahora es mía. Tu voz es silenciosa, imperceptible... Tan vacía de verdad, que comienza a estorbar. Dejo mis escudos a un lado y comienzo a andar despacio, pero firme. Más liviana, más tranquila, más libre.
"No te duermas, no me dejes".