sábado, 9 de julio de 2016

Pequeña reseña

Me provocan carcajadas estridentes y largas las caídas. Y los furcios. Y tengo un par de amigas que lo saben y me dan ese gustito a veces. 
Canto muy mal. También lo saben, pero me dejan cantar igual -bajito-.
Me gusta desayunar café con leche (sea la hora que sea que me despierte). 
Puedo dormir tanto tiempo como minutos tiene el día, cuestión que considero una gran virtud (porque además no ronco).  
Sueño mucho. Y lo cuento. 
Así como cuento todo lo que me sucede, como si mi vida fuera de lo más interesante. De hecho relato mis vaivenes cotidianos de manera tal que pareciera que hasta lo más terrible es motivo de risa. 
Sueño con viejos amores. Y se los cuento. Como si en ese instante pudiera volver a mi zona de confort por un momento, sin pedir nada a cambio y -por supuesto- sin ofrecerlo tampoco.
Soy impuntual. No acato órdenes sin quejarme, pero soy muy eficiente y responsable. Se hacer todo tipo de trámites y hago uso de todos mis contactos para conseguir lo que quiero. 
No me gusta maquillarme, ni vestirme de princesa. Aunque a veces, cuando tengo que hacerlo, quedo conforme con lo que me devuelve el espejo. Y sonrío. Y me prometo que voy a hacer un esfuerzo por hacerlo más seguido.
Tengo un carácter jodido. Y soy un poco cabeza dura, sobre todo porque me encanta  tener la razón. 
A veces abuso del humor negro y me gusta mucho putear, aunque me incomode cuando otros lo hacen. 
No se cocinar. Ni manejar. Pero me gusta mucho comer y hacer, cada tanto, un viaje por la ruta, mirando cómo los árboles posan y pasan a gran velocidad. 
Tuve un novio que manejaba rapidísimo, como sabiéndose el dueño del camino. Y me gustaba viajar con él. Y tuve un novio que quería viajar conmigo a todos lados, a pesar de mi música repetida que pasa del grunge a la cumbia en el mismo kilómetro. Y me gustaba viajar con él. 
Miento seguido. Piadosamente. Me cuesta decir la verdad cruda cuando considero arbitrariamente que no es necesario. Todavía estoy aprendiendo la diferencia entre necesario y nohacefaltanoseascagona.  
No se querer, ni dejar que me quieran. No se quedarme en un abrazo, ni pedirlo sin llorar.
Cuestiono todo, hasta aquello que no cuestiono. Me convenzo de un modo de ver las cosas por un tiempo y cuando miro de nuevo, ahí está, la duda latente y temerosa. 
A veces quisiera ser invisible para escuchar lo que los otros verdaderamente piensan de mi. Al rato me cargo mi escudo antiopiniones -que siempre creo que me queda pintado-, hago oídos sordos a las críticas imaginarias y sigo adelante con el ceño fruncido y la mirada punzante. 

domingo, 3 de julio de 2016

Vuelta de tuerca

Desvelada pensando...
que mi mediocridad te va a alejar cada vez,
que mi destino es este,
que tu mirada es el bendito refugio.
Echándome culpas por la locura,
por las dudas,
por los temores.
Humano, falible, defectuoso.
Tanto como yo.
Mi mente me juega malas pasadas.
Me lleva por atajos que no llegan a destino.
Tengo que retroceder
y volver a empezar.
Igual que todos.
O por lo menos muy parecido a la gran mayoría.
La desilusión es esa mancha más en el tigre.