domingo, 3 de marzo de 2013

Anonimia

No puedo ponerle nombre a las cosas. Padezco de anonimia severa. También de insomnio: son las 5 de la mañana y no consigo conciliar el sueño. Esto último podría deberse a que no me alcanzan las horas del día para darle vueltas al asunto. Mejor dicho, no puedo dividir el tiempo entre un uso productivo y un uso ocioso-productivo de mi capacidad de pensamiento. Creo firmemente que, a esta altura, el problema es que no quiero hacerme cargo de las cosas, ni de las preguntas, ni de las respuestas.

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