martes, 2 de diciembre de 2008

Por las noches 
se hacía escuchar
haciendo eco.
Aquel silencio,
la quietud
y el hastío 
se hicieron uno sólo, 
palideciendo 
paso a paso
por el polvo 
que sobre ese espacio
se mezclaba
con sí mismo.
Pisadas sin huella
de un caminante
queriendo escapar
a ningún lado,
intentando
resolver,
revolver,
reponer.

El silencio es nuestro.
Tuyo y mío.
Un polizón
que no pide permiso,
ni disculpas,
ni razón.

1 comentario:

Absolut E dijo...

Uno escribe en papel, lo que la voz no se anima a gritar.

Uno escribe en el papel, para ser libre,
y recordar lo que es escencial.
Lo que cuesta descifrar, y más aún verbalizar.

Yo escribo como vos. A veces. Para no hablar.