domingo, 15 de noviembre de 2009

Pensamientos desconocidos

Es tarde. Un manto negro comienza a cubrir el horizonte. Su cuerpo cansado. Recorre lentamente un camino que no conoce. Mira varias veces a ambos lados, tratando de divisar algún sendero que la ubique. No ve más que curvas, sombras y candados. A veces cree que alguien la busca. Quieta. Se siente frustrada. Tiene miedo. Una sensación fuerte oprime su pecho. Le cuesta respirar. Trata de imaginar qué pasó. Perdida en tiempo y espacio. No recuerda. Hasta hace un tiempo alguien la escoltaba. Hoy no. Mira al cielo. Busca alguna nube que la guíe. Sólo el cielo. Revisando sus ropas, encuentra en el bolsillo izquierdo de su camisa, una foto. En la foto, la esperanza. Su mirada se hace agua. Su corazón se siente viejo. Se le ocurren tantas cosas… ninguna le daría la solución que busca. Es muy cobarde. Avanzar es más difícil con eso a cuestas. Quiere enterrar la mochila que lleva. El pesado equipaje que trajo consigo a esta travesía. Repleta de enojos. Llena de irónicas despedidas y regresos sin gloria. Con las pocas fuerzas, hace un pozo en la tierra. Lo piensa. Varias veces. La noche, que se asoma a gran velocidad. A los pies de un imponente árbol, se despide de ese peso. En un simbólico funeral, entre lágrimas y sonrisas, deposita su pesar y cubre ese hueco con la tierra que sobraba. Está libre. La luna fue testigo. Dejó atrás la pesada bolsa de recuerdos. No la dejaban seguir. Le hacían el viaje agotador. Continúa su recorrido. El miedo aún la corteja. Abrumada, pero en paz.

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