martes, 15 de julio de 2014

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Un caballero escondido, dispuesto a luchar por la individualidad. Se acercó un buen día y me tendió una mano. Su mirada caló fuerte en mi pecho y el ardor de su sufrimiento me rogó que lo acompañe. Así, sin más preámbulos que el miedo, me subí a su historia. Me dejé llevar por su grandeza, por su inconsciencia. Me atrapó para siempre en su niñez. Fui yo quien quiso cuidarlo para siempre. Fue su brillo intelectual, su necesidad de mí... Fui yo con él. 

1 comentario:

Absolut E dijo...

Me encanta leerte!!
Cuando quieras tomamos una quilmes bock ...o como se llame!

No pasa nada si no ganás una pelea, lo importante es pelear por lo que necesitamos, al menos pelear amiga! :)